martes, noviembre 11, 2025
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Felipe VI pide seguridad jurídica para empresas en China

Un llamamiento desde Chengdú: estabilidad jurídica como base del comercio

En un evento celebrado en Chengdú, el monarca español puso de relieve la necesidad de resolver los obstáculos que afrontan las compañías nacionales en el mercado chino. Más allá del gesto protocolario, su intervención volvió a situar en el centro del debate la seguridad jurídica como factor determinante para aumentar la inversión bilateral y consolidar relaciones comerciales de largo plazo.

Por qué la seguridad jurídica importa hoy

En un entorno global marcado por cambios regulatorios rápidos y tensiones geopolíticas, las empresas valoran tanto la previsibilidad normativa como la eficacia en la resolución de conflictos. La ausencia de marcos claros incrementa costes, frena proyectos y reduce la capacidad de atraer capital extranjero. La confianza mutua y la apertura no sólo facilitan operaciones puntuales, sino que permiten planificación estratégica y transferencia tecnológica.

Acciones concretas que pueden reducir la incertidumbre

  • Impulsar cláusulas de arbitraje internacionales en contratos clave.
  • Fortalecer acuerdos bilaterales sobre protección de inversiones.
  • Crear ventanillas únicas para trámites administrativos y aduaneros.
  • Promover seguros políticos y garantías para proyectos de infraestructuras.
  • Fomentar foros empresariales trilaterales para intercambio de buenas prácticas.

Estas medidas ofrecen capas adicionales de seguridad para empresas españolas que buscan expandirse en China, desde pymes exportadoras hasta grupos industriales que implantan centros logísticos.

Sectores con atractivo notable — y sus retos particulares

Más allá de los grandes rubros tradicionales, se observan oportunidades claras en tecnologías limpias, biotecnología aplicada a nutrición y cadenas de valor del turismo sostenible. Sin embargo, cada sector enfrenta riesgos distintos: por ejemplo, las startups de energías renovables necesitan garantías sobre acceso a redes y propiedad intelectual, mientras que empresas de alimentación requieren procedimientos sanitarios estables.

Un ejemplo ilustrativo: una mediana empresa española del sector de climatización renovable puede afrontar meses adicionales de certificaciones y pruebas locales si no existen protocolos armonizados, lo que afecta su capacidad competitiva frente a rivales locales.

Responsabilidad pública y privada: quién debe hacer qué

El mensaje enviado en Chengdú implica responsabilidades compartidas. El Gobierno debe trabajar en instrumentos diplomáticos y marcos bilaterales que protejan inversiones, mientras que las empresas han de diseñar estrategias con cláusulas contractuales robustas y planes de contingencia. Además, las cámaras de comercio y asociaciones empresariales juegan un papel clave al ofrecer asesoría específica sobre cumplimiento regulatorio.

¿Qué puede esperarse en el corto y medio plazo?

Si se adoptan mecanismos efectivos, el resultado podría ser un crecimiento sostenido de la inversión española en China y una mayor integración en cadenas globales. A modo de referencia, fuentes sectoriales estiman que el comercio bilateral se situó por debajo de los 50.000 millones de euros en el último ejercicio, con un número creciente de empresas españolas presentes en territorio chino, lo que subraya el potencial y la necesidad de mejorar la seguridad jurídica.

En definitiva, la intervención en Chengdú no fue sólo un gesto diplomático; fue una llamada a traducir la voluntad política en instrumentos concretos que permitan a la inversión, al comercio y a la cooperación tecnológica prosperar en un marco de confianza y previsibilidad.

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