La transición de un año a otro a menudo se acompaña de expectativas de cambio, y en el caso de la Península Ibérica, esta transformación se manifestará de forma dramática en el ámbito meteorológico. Mientras los últimos días de 2025 se caracterizan por una calma **anticiclónica** que favorece la aparición de **nieblas** densas y un **frío** penetrante, el arranque de 2026 promete un giro completo. La estabilidad dará paso a un escenario más dinámico, donde las **precipitaciones** serán las grandes protagonistas, anticipando un verdadero sabor a **invierno** en muchas regiones.
Un Adiós Nebuloso y Gélido a 2025
El cierre del año 2025 se presenta bajo la influencia de un potente **anticiclón**, que asienta la atmósfera y propicia **nieblas** densas y persistentes en gran parte de la Península. Regiones como Galicia interior, las mesetas (en particular la del Sur) y el valle del Ebro, verán su visibilidad reducida drásticamente. En la Meseta Norte, la combinación de **baja visibilidad** y **temperaturas** bajo cero podría generar **nieblas engelantes**, convirtiendo el vapor en hielo al contacto y aumentando los riesgos en carretera. El **frío** será una constante, con **heladas** débiles generalizadas y moderadas en zonas de montaña y el este de la Meseta Norte. Los Pirineos experimentarán las **temperaturas** más bajas, llegando hasta los -6°C, afectando también áreas colindantes.
La Llegada de la Dinámica Atlántica en 2026
El inicio de 2026 alterará drásticamente el panorama. La retirada de las altas presiones facilitará la influencia de una **borrasca atlántica**, marcando un giro meteorológico para la Península y las islas. Desde el 1 de enero, Canarias será la primera en experimentar este cambio, con frentes que traerán **precipitaciones** significativas. Posteriormente, hacia finales del día 2 y, con mayor probabilidad, durante el día 3, este sistema frontal avanzará sobre el oeste peninsular, generando **lluvias generalizadas** que, ocasionalmente, podrían incluir **tormentas**. Los mayores acumulados se prevén en el Golfo de Cádiz y el archipiélago canario. Este episodio de **lluvias** representa el inicio de un periodo más húmedo.
Invierno en Pleno Apogeo: Nieve y un Descenso Térmico Notable
La primera semana de enero de 2026 promete un verdadero escenario invernal. Una masa de aire **frío** continental en el extremo norte anticipa **nevadas** en cotas inusualmente bajas. Este fenómeno, junto a un posterior y notable descenso de las **temperaturas**, transformará el paisaje en zonas del interior y la vertiente cantábrica. La irrupción de la **borrasca** ‘Francis’ —la quinta de impacto de la temporada— entre el Estrecho y el Mediterráneo occidental, potenciará este enfriamiento al arrastrar aire polar. Se esperan **heladas** en el interior de la mitad norte y cuadrante sureste, con variación en intensidad. Predominarán **cielos cubiertos**, con **lluvias** intensas en el litoral mediterráneo, moderadas en el Atlántico, y **nieve** en amplias zonas del interior, potencialmente en cotas muy bajas.
Vientos Variables y Contrastes Regionales
El régimen de **vientos** también sufrirá una transformación significativa. Si el final de año exhibía **vientos** moderados de componente norte en Baleares y el litoral oriental peninsular, con rachas fuertes de tramontana en el Ampurdán, el inicio de 2026 verá un predominio de las componentes sur y este. Se prevén intervalos fuertes y rachas muy fuertes en Canarias, así como en litorales y montañas peninsulares, anticipando condiciones más adversas. En el norte peninsular, los **vientos** serán del este y nordeste, contribuyendo a la sensación de **frío** y la advección de humedad. Esta dinámica influirá directamente en la distribución de las **precipitaciones** y la percepción térmica regional.
Preparándose para el Giro Meteorológico
En definitiva, la Península Ibérica y las islas se preparan para un final de 2025 sereno pero gélido, seguido de un comienzo de 2026 turbulento y decididamente invernal. La **AEMET** anticipa una clara dualidad: la quietud de las **nieblas** y las **heladas** dando paso a la intensidad de las **lluvias**, el **viento** y la potencial **nieve**. Esta transición subraya la necesidad de una atención constante a los pronósticos, especialmente ante posibles fenómenos adversos que puedan impactar la vida cotidiana y los desplazamientos en este periodo.
