Un vuelco en la financiación: claves del nuevo impulso bancario
En los últimos trimestres las entidades financieras han modificado su actitud hacia quienes levantan viviendas. Tras años de prudencia, los bancos están retomando líneas de crédito a promotores, motivados por una combinación de demanda acumulada, menores costes de financiación y oportunidades de rentabilidad en el sector. Este cambio no es uniforme: algunas entidades ofrecen paquetes específicos para proyectos de vivienda sostenible, mientras otras apuestan por promociones de alquiler con gestión profesionalizada.
¿Cuánto ha aumentado el crédito y qué cifras acompañan el fenómeno?
Los últimos informes sectoriales señalan que la cartera dedicada a promotores ha experimentado un aumento relevante en el último año, situándose en torno a los 110.000 millones de euros en saldo agregado según estimaciones del sector. El crecimiento reciente ha sido especialmente visible en préstamos ligados a obra privada, impulsados por proyectos residenciales de mediana y gran envergadura.
La tasa de morosidad de estos créditos ha descendido considerablemente respecto a la última crisis: actualmente se mueve cerca del 2,3% tras haber superado niveles por encima del 30% en el pasado. Ese saneamiento del riesgo es uno de los factores que anima a las entidades a incrementar su exposición.
Qué impulsa a los bancos a financiar más construcción
Además de la mejora en la calidad de los activos, los bancos ven presión constante sobre los precios en muchas áreas urbanas que eleva la demanda de productos hipotecarios. La expectativa de que el mercado siga al alza —sumada a una mayor actividad de fondos institucionales y promotores con mayor capital propio— ha cambiado la ecuación de riesgo/rentabilidad.
- Demanda acumulada por vivienda nueva y alquiler profesionalizado.
- Mayor apetito inversor en proyectos de rehabilitación y vivienda asequible.
- Innovaciones en construcción (modular, industrializada) que reducen plazos y costes.
Riesgos que conviene evaluar
Pese al optimismo, existen riesgos que podrían condicionar la sostenibilidad del impulso crediticio. Entre ellos: concentración geográfica de la demanda, inflación de costes materiales y mano de obra, y un posible endurecimiento de las condiciones macroeconómicas que encarecería la financiación. En algunas ciudades medianas ya detectan tensiones en precios que requieren vigilancia.
Un ejemplo alternativo: una promotora regional que lanza 300 viviendas en los alrededores de una capital autónoma puede saturar la oferta local si no se coordina con planes de transporte y empleo, reduciendo el ritmo de ventas y aumentando el riesgo para bancos y promotores.
Demandas del sector financiero y propuestas públicas
Las entidades piden a las administraciones medidas que aceleren el suministro de suelo y simplifiquen trámites urbanísticos. Entre las propuestas habituales figuran incentivos para regeneración urbana, ventanillas únicas para licencias y acuerdos público-privados que compartan el riesgo en proyectos de vivienda asequible.
Adicionalmente, se sugieren políticas activas de formación para atajar la escasez de mano de obra especializada y estímulos fiscales temporales para proyectos que integren criterios ambientales y precios de acceso asequibles.
Impacto sobre compradores y el mercado del alquiler
El aumento del crédito promotor suele traducirse en más oferta a medio plazo, lo que podría moderar la subida de precios si se diseña correctamente. No obstante, a corto plazo la mayor actividad crediticia ha coincidido con un repunte en la formalización de hipotecas: en el último semestre el número de operaciones ha aumentado alrededor de un 30% y la cuantía media por préstamo se ha elevado notablemente, impulsada por la carestía de la vivienda.
Mientras tanto, el mercado del alquiler sigue mostrando desequilibrios en zonas con alta demanda. La promoción dirigida expresamente al alquiler profesionalizado y modelos como el co-living o la vivienda modular podrían aliviar tensiones en segmentos concretos si reciben el apoyo adecuado.
Conclusión: cómo conjugar iniciativa privada y política pública
El retorno de la financiación a promotores ofrece una oportunidad para aumentar el parque residencial, pero no es una solución automática. Hace falta una coordinación activa: políticas de suelo más ágiles, incentivos para vivienda accesible y apoyo a técnicas constructivas eficientes. Solo así se podrá convertir el impulso crediticio en un incremento sostenido de oferta que beneficie tanto a compradores como a inquilinos y reduzca los riesgos financieros a medio plazo.