La capacidad humana para proyectar el futuro es una constante, y en tiempos de incertidumbre global, las encuestas se convierten en valiosos barómetros del sentir colectivo. Un reciente estudio de Ipsos, «Predictions 2026», ha sondeado las expectativas de ciudadanos en 30 naciones, ofreciendo una instantánea fascinante sobre cómo diversas sociedades visualizan el año venidero. Para España, los resultados delinean un panorama complejo de desafíos colectivos y una notable resiliencia individual.
Anticipación sin Precedentes en los Flujos Migratorios
La perspectiva sobre la inmigración es uno de los hallazgos más destacados del informe. Un contundente 79% de la población española prevé que la llegada de personas de otros países se intensificará durante 2026. Esta cifra no solo es elevada, sino que sitúa a España como el país con la mayor proporción de ciudadanos que comparten esta expectativa entre todas las naciones encuestadas. Esta percepción puede estar arraigada en diversos factores, desde las dinámicas demográficas internas, que sugieren la necesidad de fuerza laboral, hasta la visibilidad de las rutas migratorias actuales y el debate público en torno a ellas.
Entre la Ansiedad Tecnológica y el Inevitable Cambio Climático
Más allá de la cuestión demográfica, el informe desvela una profunda inquietud sobre el impacto de la inteligencia artificial en el mercado laboral. Dos tercios de los españoles (66%) consideran que la expansión de la IA conducirá a la destrucción de empleos existentes, mientras que una proporción significativamente menor, solo el 38%, vislumbra la creación de nuevas oportunidades laborales. Esta dualidad refleja una preocupación legítima sobre la adaptación del panorama profesional y la velocidad de los avances tecnológicos.
Asimismo, la crisis climática figura prominentemente entre las preocupaciones ciudadanas. Ocho de cada diez españoles (80%) están convencidos de que la temperatura global seguirá ascendiendo en 2026. Complementariamente, un 73% anticipa un aumento en la frecuencia e intensidad de los fenómenos meteorológicos extremos en el territorio nacional, una cifra que nos coloca entre los países europeos más sensibilizados con esta amenaza inminente, lo que sugiere una mayor percepción de los impactos directos del cambio climático.
Un Pesimismo Nacional Contrarrestado por la Esperanza Personal
Curiosamente, el estudio traza una línea divisoria entre la percepción del estado general del país y el bienestar individual. Si bien el balance de 2025 para España fue mayoritariamente sombrío, con un 61% considerándolo un año desfavorable, esta cifra es menos dramática que en otros países europeos. La visión cambia drásticamente al nivel personal: el 55% de los españoles no calificó 2025 como un mal año para ellos o sus familias. Esta perspectiva optimista se proyecta con fuerza hacia 2026, con un 69% que confía en que el próximo año será mejor en su esfera privada y familiar, una señal de resiliencia ante los desafíos colectivos.
Las proyecciones para 2026 en España dibujan un escenario de expectativas diversas. La alta anticipación de un aumento migratorio, las inquietudes sobre el futuro laboral en la era de la inteligencia artificial y la inminente amenaza climática configuran un telón de fondo de desafíos considerables. No obstante, la persistente esperanza a nivel personal y familiar subraya la capacidad de los ciudadanos para encontrar puntos de luz incluso en pronósticos complejos, invitando a una reflexión sobre cómo las políticas públicas pueden alinearse con estas percepciones y fomentar un futuro más prometedor y seguro para todos.


