sábado, octubre 4, 2025
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42% de españoles critica la ONU tras Asamblea General

Por qué aumenta la desconfianza: claves estructurales

En los últimos años ha crecido la percepción de que las organizaciones internacionales no siempre responden con agilidad a los problemas concretos. Esta sensación, alimentada por la polarización política y la exposición constante en redes, contribuye a que una parte de la población mire con recelo a la ONU. A ello se suman expectativas elevadas tras décadas de iniciativas globales; cuando las soluciones tardan o parecen parciales, la frustración se traduce en cifras de rechazo.

Cómo se sitúa España frente a la tendencia global

En un sondeo internacional aparece un porcentaje significativo de españoles que critica a la organización. Aunque existe una mayoría que valora su papel, el 42% de nuestro país manifiesta opiniones negativas, una proporción superior a la de muchos otros Estados. Ese dato no es unívoco: convive con grupos amplios que sostienen confianza, lo que revela una opinión pública dividida y sensible a acontecimientos internacionales concretos.

Variaciones en la percepción suelen asociarse a eventos recientes—crisis humanitarias, decisiones polémicas o pronunciamientos de la ONU sobre conflictos—que impactan de manera distinta en cada sociedad. Por ejemplo, reacciones en países latinoamericanos a informes sobre migración difieren cuando la narrativa pública local enfatiza soberanía versus derechos humanos.

Tres factores que amplifican la brecha generacional e ideológica

  • Consumo informativo: los jóvenes tienden a formarse opinión mediante fuentes digitales y movimientos sociales, lo que puede generar una visión más favorable de la cooperación internacional.
  • Politización de crisis: cuando asuntos humanitarios se interpretan en clave partidista, el apoyo a organismos multilaterales se fragmenta entre simpatizantes de distintas corrientes.
  • Percepción de eficacia: la idea de que las instituciones son lentas o burocráticas reduce la confianza, especialmente entre quienes priorizan resultados inmediatos.

Estos elementos explican por qué las diferencias de edad y orientación política aparecen con frecuencia en las encuestas sobre la ONU: no solo pesan las creencias sino también las fuentes de información y experiencias personales con la acción internacional.

Lecciones prácticas: cómo recuperar reputación desde el terreno

Para mejorar la imagen entre la ciudadanía española, la organización podría potenciar iniciativas con impacto visible a nivel local: proyectos de reconstrucción tras catástrofes, programas educativos en barrios y colaboración transparente con municipios y organizaciones civiles. Comunicar resultados concretos y plazos realistas ayuda a contrarrestar la percepción de ineficacia.

Además, una estrategia de diálogo que incluya foros regionales, participación de jóvenes y explicaciones sencillas sobre mecanismos institucionales puede reducir desconfianza. La cooperación en temas prácticos —salud pública, respuesta a desastres, protección de derechos— suele generar mayor aceptación que declaraciones formales sin seguimiento palpable.

Balance y llamada a la reflexión

La división en la opinión española sobre la ONU refleja tensiones más amplias: expectativas altas, ciclos de noticias inmediatos y una ciudadanía fragmentada. Más que desechar la institución, la lección es adaptar su trabajo y su comunicación para que los resultados sean reconocibles por la gente común. Solo así se reducirá el porcentaje de críticos y se recuperará confianza en la acción multilateral.

Palabras aproximadas del texto original: 515. Extensión aproximada de este artículo: 520 palabras.

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