Dimisión en la Diputación de Lugo por Denuncias de Acoso
La esfera política de Lugo se ha visto sacudida por la reciente renuncia de José Tomé a la presidencia de la Diputación de Lugo. La decisión se produce tras la aparición de graves denuncias por acoso sexual, formuladas a través del canal interno del Partido Socialista, organización a la que pertenece Tomé. Este suceso subraya la creciente importancia de los mecanismos internos de los partidos para gestionar situaciones éticas delicadas y el escrutinio público al que se enfrentan las figuras políticas.
La Defensa de la Inocencia y el Trasfondo Político
En su discurso de despedida, el ex presidente Tomé defendió enérgicamente su inocencia, calificando las acusaciones de «falsas» y prometiendo investigar a fondo los motivos subyacentes. Este tipo de declaraciones, que apelan a una conspiración o manipulación, son habituales en casos de alto perfil y buscan deslegitimar las acusaciones, sugiriendo que los verdaderos móviles son políticos. Afirmó que el «daño ya está hecho» a nivel personal y profesional, pero que «quien nada hizo nada tiene que temer», insistiendo en que las quejas obedecen a «cuestiones políticas supraprovinciales» en las que no era el objetivo principal.
Reacciones y el Debate sobre la Responsabilidad Pública
La dimisión de Tomé ha provocado una inmediata reacción en el ámbito político local. El Grupo Popular en la Diputación ya ha anunciado una moción para solicitar la reprobación del ex presidente y también ha extendido sus críticas a la diputada Pilar García Porto, acusándola de encubrimiento. Este episodio reabre el debate sobre la integridad pública y la celeridad con la que las instituciones y los partidos deben actuar ante este tipo de alegaciones, sopesando la presunción de inocencia con la necesidad de mantener la confianza ciudadana en sus representantes. La presión política y social se intensifica en situaciones donde la ética personal se cruza con el liderazgo institucional.


