domingo, noviembre 2, 2025
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Explican por qué las vacunas son menos eficaces en mayores

Por qué las vacunas rinden menos en la tercera edad

Con el paso de los años, la capacidad del organismo para generar protección vacunal disminuye. Esto no se debe únicamente a enfermedades crónicas: el propio proceso de envejecimiento reconfigura componentes clave del sistema inmunitario, provocando respuestas más débiles frente a antígenos familiares y nuevos.

Cambios celulares que alteran la respuesta inmunitaria

Una porción significativa del deterioro se relaciona con modificaciones en las células T, encargadas de coordinar la respuesta adaptativa. Con la edad, ciertos subconjuntos de estas células adoptan programas genéticos distintos que limitan su ayuda a las células B para producir anticuerpos de alta afinidad, reduciendo la eficacia de vacunas como la del neumococo o la de la culebrilla (herpes zóster).

Además, se observan cambios en la diversidad del repertorio de receptores T y en la capacidad proliferativa, lo que implica respuestas menos amplias ante variantes virales. Estimaciones de revisiones científicas señalan reducciones en la respuesta humoral de entre 20% y 40% en adultos mayores frente a jóvenes en algunas vacunas estacionales.

Cómo traducir el conocimiento en vacunas más efectivas

Entender las alteraciones celulares abre varias vías prácticas. Una estrategia es adaptar la formulación: emplear adyuvantes o dosis mayores que compensen la menor activación inmune. Otra es personalizar el calendario vacunal según el perfil inmunológico de cada persona, evaluado por biomarcadores sanguíneos.

  • Vacunas de alta dosis para mayores de 65 años.
  • Adyuvantes específicos que refuercen la señalización T-B.
  • Vacunación previa evaluación inmunitaria (títulos y subpoblaciones celulares).
  • Terapias celulares experimentales que modifiquen temporalmente la función T en pacientes seleccionados.

También resulta prometedor el uso de plataformas genéticas —como las vacunas ARNm— que permiten ajustar antígenos y adyuvantes con rapidez según perfiles poblacionales, y el desarrollo de enfoques que potencien respuestas T citotóxicas además de la producción de anticuerpos.

Retos, ética y pasos siguientes

Modificar vacunas para grupos de edad plantea preguntas éticas y logísticas: ¿cómo priorizar quién recibe intervenciones más intensas? ¿Qué pruebas previas a la vacunación son prácticas en atención primaria? Además, cualquier intervención que altere células inmunes requiere evaluación rigurosa de seguridad a largo plazo.

Para avanzar es esencial combinar estudios poblacionales con ensayos clínicos que prueben formulaciones adaptadas y protocolos de monitorización inmunológica. Solo así será posible diseñar estrategias que ofrezcan una protección real y sostenida a la población mayor sin asumir riesgos innecesarios.

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