La Encrucijada de la Masonería Española: ¿Política o Principios?
La Gran Logia de España, la institución masónica más prominente del país, se encuentra inmersa en una profunda crisis de liderazgo que ha generado un intenso debate interno sobre la esencia de sus principios. Las recientes decisiones y la convocatoria de elecciones por parte del actual Gran Maestro, un senador socialista en activo, han puesto de manifiesto una colisión entre las dinámicas de la política partidista y los valores tradicionales de discreción y fraternidad que caracterizan a la masonería. Este escenario ha provocado un malestar considerable entre sus miembros, quienes observan con preocupación una posible deriva que altere la naturaleza de la Orden.
Un Liderazgo Bajo Escrutinio: El Contexto de la Transición
La asunción del cargo de Gran Maestro por parte del actual líder en 2022 se produjo en un momento de turbulencias, sucediendo a un predecesor cuya gestión había sido cuestionada. En aquel entonces, la nueva dirección prometió una renovación estatutaria y la pronta celebración de comicios, buscando restaurar la confianza y la transparencia. Sin embargo, el tiempo transcurrido, cercano a los cuatro años, sin cumplir con esas promesas iniciales, ha sembrado dudas sobre la verdadera intención detrás de la prolongación del mandato. La percepción de un incumplimiento de compromisos clave ha erosionado parte del apoyo inicial y ha avivado las críticas de los sectores más reformistas, que esperaban una gestión más alineada con la revitalización institucional.
Las Elecciones Internas: Un Proceso Bajo Sombra de Duda
La reciente convocatoria de elecciones, prevista para el 17 de enero, lejos de apaciguar los ánimos, ha intensificado la controversia. Fuentes internas expresan inquietud ante lo que describen como la promoción de una candidatura «continuista», integrada por colaboradores cercanos al actual Gran Maestro y con presuntos vínculos a estructuras partidistas específicas. Este respaldo a un perfil determinado, señalado por su juventud y dominio del inglés, es percibido por algunos como un intento de afianzar un control prolongado sobre la organización, desvirtuando el espíritu de una elección libre y meritocrática. La presunta instrumentalización del proceso electoral para fines ajenos a los puramente masónicos es una de las mayores críticas.
Centralización del Poder y Restricción de la Participación
La gestión actual ha sido acusada de adoptar métodos que recuerdan a la política partidista, buscando centralizar las decisiones y minimizar la disidencia. Se han reportado movimientos estratégicos en la asignación de roles clave, reemplazando figuras con perspectivas independientes por individuos alineados con la dirección. Por ejemplo, la figura del Gran Orador, tradicionalmente un contrapeso y garante de la legalidad interna, habría visto sus atribuciones considerablemente reducidas, obstaculizando la tramitación de quejas y denuncias de los miembros. Esta dinámica, según algunos observadores, facilita la consolidación del poder en manos de un círculo reducido.
Un ejemplo de esta política de mano dura es la suspensión de la actividad de varias logias a lo largo de la geografía española, incluyendo grupos en Canarias, Asturias, Valladolid y Cataluña. Estas acciones, interpretadas como medidas disciplinarias o de control, han generado un fuerte impacto en la vida fraternal de la institución. Además, la modificación de la sede habitual de las grandes asambleas, trasladándolas de ubicaciones centrales a otras más distantes y menos accesibles, ha sido señalada como una estrategia para dificultar la asistencia y, por ende, el ejercicio del derecho a voto de los miembros menos cercanos al núcleo de poder.
Recompensas Internas y La Sombra de la Coacción
La distribución de las más altas distinciones internas de la Orden también ha sido objeto de críticas. Se ha denunciado que la «Orden Masónica del Fundador», una condecoración de gran relevancia, fue otorgada a la actual dirección en una votación que algunos describen como poco transparente y carente de un debate genuino. Este tipo de actos, sumados a una presunta campaña de intimidación contra aquellos que cuestionan la línea oficial, han contribuido a un clima de desconfianza. Tras la publicación de informaciones críticas en medios de comunicación, se habría iniciado una «investigación» interna para identificar a los supuestos filtradores, lo que fue percibido como una «caza de brujas» destinada a amedrentar a las voces discordantes.
El Desafío a los Principios Masónicos Fundamentales
La esencia de la masonería radica en la búsqueda de la verdad, la fraternidad y el perfeccionamiento moral, manteniéndose al margen de las disputas políticas y religiosas del «mundo profano». Sin embargo, las acciones atribuidas a la actual dirección, descritas por algunos veteranos como la importación de «lo peor de la política», parecen contradecir estos ideales. Un prominente ex Gran Maestro, con más de seis décadas de membresía, optó por la dimisión alegando una «deriva irregular» en la gestión, un gesto significativo que subraya la gravedad de la situación y la percepción de un alejamiento de los valores fundacionales. Este tipo de deserciones, especialmente de miembros con una trayectoria tan prolongada, evidencian un profundo desencanto.
Las acusaciones de arrogancia, intolerancia y un lenguaje confrontativo en las asambleas, así como la supuesta manipulación de normativas internas para limitar el derecho al voto, ilustran una ruptura con la armonía y el consenso que deberían regir la vida masónica. La Gran Logia de España se enfrenta al desafío de reconciliar la ambición de poder con la vocación de servicio y el respeto mutuo que son pilares de su existencia. La preservación de su reputación y la fidelidad a sus principios determinarán su capacidad para superar esta compleja etapa.


